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Mostrando entradas de julio, 2021

El despertar del Kundalini (ejercicio 8 - autorretrato)

Mira esta cara, argamasa de sueños y bestias, cuenco de lágrimas donde los vencedores enjuagan su mentira y la piel abierta, su libertad. Saborea esta boca callada que ha besado la luna reflejada en un charco, que finge ser un vals de gracia por no ser material de nínfulas, que es vestigio para que el poema sea resurrección. Envuelve estas manos en las tuyas y comprueba el páramo tibio, estos dobleces de dedos que, como rutas de mártir, escriben para salvarme de mí mismo. Palpa este músculo cardiaco, recorre con el pincel las doradas cicatrices y las quemaduras de tercer grado, y aún así estás a una huelga de paz para entrever el latido. Soy esta piel y debajo la magia del instante. Soy esta patria de dolor y encima el esqueleto. Y mi mano izquierda es un semidiós que labra. Y mi mano derecha es un tigre que muda de pelo.

Victimización

  Que me sobra mucha vida. Que quiero más a las personas idealizadas que las que existen. Que le abro las puertas a las monstruos de carne y hueso. Que presto mi alma a quien sea para que me la devuelvan sin botones, agujereada, toda sucia y oliendo a orines. Que me tocó el destino de la metáfora al del ingeniero. Que tengo tantas heridas como estrellas en el cielo. Que brindo con las lágrimas, que poco a poco se van haciendo menos saladas. Que sí puedo sacar una emoción de enigma, pero no un préstamo para un departamento Que doy amor a borbotones, pero recibo migas. Que soy propenso al alcoholismo y al llanto, por eso de la tristeza aguda. Que al final busco salvación en mi propia mentira. ¡Anda! Ve y pregunta al poeta, antes de que su decisión sea el suicidio, de qué otras desgracias está hecho.

Uno nunca sabe... (ejercicio 7)

  ―No me lo va a creer, Helenita, pero ayer que estaba comprando verdura con doña Ausencia, la chaparrita con cara de niña, salió una rata de la coladera. Ay, Dios santísimo. Pero espérese que va a decir que estoy loca, pero clarito me di cuenta que cuando la radio de la verdulería puso al Tri la condenada salió, y todavía la muy cínica se me quedó viendo. ― ¿De verdad, Martha? ¿No estará usted con sus achaques? Ya ve que ya no estamos tan jovencitas. Con decirle que yo escuché la otra vez que uno de mis muchachitos me estaba gritando y cuando vi no era nadie. ―No, Helenita, por la virgencita. Ya lo he visto más veces. Pero no le comenté, porque qué pena con usted, vaya a creer que le estoy inventando. Pero sabrá Dios qué busca. Ay, no, pero una de esas amiguitas grandes. Ay, no, no. Yo la vi y… ―¡Oiga! Fíjese que me dejó pensativa. Mi nietecito, ya ve que vive abajito de mi casita, a altas horas de la noche le da por poner una escandalera del Tri. ―Pues cómo. Debería usted rev

Pequeño soliloquio de un machito (ejercicio 6)

Cuando acabe la pandemia voy a proponerle matrimonio. Ahora sí va en serio, nada de retrasos. Lo hago porque lo hago. Primero, y lo más importante, encontrar el anillo adecuado: de plata que tenga alguna inscripción por dentro… tal vez aquella frase de nuestra canción favorita, y por fuera podría ser esas pequeñas cosas de la suerte, creo que esas cosas le gustan a Rosenda, no sé. Una fiesta grande, de esas chonchas. Que vengan mis amigos de la universidad, algunas exnovias, los de mi colonia, mi familia. Y nada de que Rosenda se traiga a sus amigas, bueno, de por sí ya tiene años que no habla con ellas; únicamente familia Sí, bar con botellas de etiqueta. La comida podría ser… ¿Cuál es la comida favorita de Rosenda?... Da igual, de entrada une soupe de l´oignon, de plato fuerte Coq au vin o Canard… Muchas cosas por preparar. Habría que ir a pedirle la mano a su mamá, aunque nunca lo he tratado ni conozco su voz, por lo que dice Rosenda es una señora estricta y de carácter. Pienso que

Dos paremias y una aporía (ejercicio 5)

 Paremias I El poeta fue mortal hasta que nació su tercer ojo. II Tenemos en la boca cicatrices. Aporía  "¡Aleluya! He desterrado otro clavo de mi mano sin que manara sangre". Un Cristo enamorado. 

Un detalle mínimo (ejercicio 4)

 El mundo arde a mis 20, y yo me dedico a encenderlo con bolsitas de 30 gramos. ¿Ingredientes? Cal, gasolina, ácido sulfúrico y otros químicos tóxicos. Desagradable, ¿no? Pero para los adictos es el gourmet de la cocina fina, el caviar que aviva el pulso de la lengua, el  güey  mamón de la fiesta que te saca a bailar sí o sí para que experimentes el vaivén de la inmortalidad. ¿Tienes dinero? Adelante, tú mandas. ¿No tienes dinero? Mejor evita acercarte, porque yo no fío. ¿Leíste el encabezado del periódico Reforma de hoy? Sí, fui yo. Al pendejo se le ocurrió decirme que otro día me pagaba. Entonces saqué mi .45 y le di dos tiros en el pecho. Lo rematé con un tercero en la cabeza. Así que no vengas con la mamada de que luego me pagas o te vas pa´rriba a saludar a tu San Juditas Tadeo.