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Mostrando entradas de marzo, 2021

Apariencias

Me parezco al gato que rosa tus piernas, a la luna de las 5 de la tarde, a las gotas de agua que suavizan tu piel bajo un sol creciente. Me parezco a la enamorada noche de Helena. Pero sólo me parezco, porque en el fondo... roso tus piernas, pero no respondes, y te es indiferente una luna a las 5 de la tarde, y repruebas el principio grácil de la lluvia, y hasta Helena anheló volver a su patria. 

Llamada por cobrar

  Es la misma ventura que sus pasos traslucen bajo las banquetas: por las albas y por las tardes. Pero son esas tardes características del sueño, donde la posibilidad de caer en él es más alta cuando el sol reposa sobre el estómago y es precisamente en una de ellas donde su ventura falsea abruptamente, y no por obra de nuevos baches o porque el de las papas se le cruce. No, en nada de eso consiste su fuga; es más bien un llamado que todo hombre espera desde su nacimiento y que al mismo tiempo pospone con excusas banas; pone a la vida de frente el muy cobarde. Se detiene porque un joven tatuado, a bordo de una bicicleta, se le encara, y el hombre lo acepta con una expresión de satisfacción y una arruga que reclama el retraso. El joven no cesa su cometido y, a diferencia del hombre, es pasivo porque bien conoce que el tiempo cae en los huecos exactos; saca un celular de pésima marca de una de las bolsas de su pantalón y lo extiende hacia el hombre: ̶ Quieren hablar contigo, cabrón. E

El oscuro sendero de los reyes

Sometidos por unas paredes que apenas se dejaban ver con la luz delantera del auto y con la certeza apenas poseyéndolos aceleraron el kilometraje. De vez en vez chocaban contra el automóvil enemigo, otras con el instinto, o con las barreras del estrecho camino en el que apenas cabía el ancho de esos dos carros. Una persecución nocturna, y nada más. El oscuro sendero parecía infinito; su forma en zigzag consumía la pizca de paciencia que Ozmel intentaba no abandonar (esta batalla se adjudicaba más a la gente que le rodeaba, quien decía que cumplidos los dieciocho años el pecado más altanero era caer sobre las púas del desasosiego).   Cada que Ozmel se acercaba al auto del enemigo, su copiloto Nestor, con un revólver en mano, intentaba disparar desde la ventana. El perfume del arma abanicaba el aire y el penetrable grito invadía el espacio del enemigo. Sin embargo, de los muchos disparos que empuñaba la vida ninguno le acertó. Pero los insistentes picoteos de auto a auto llevaron al

La caja negra

  Ciudad de México, 25 de febrero de 2015 Querido tío: ¿Cómo has estado? Hace 5 años que no te veo, espero que te encuentres bien tanto física como mentalmente. Quiero decirte que aquí no ha cambiado nada desde hace 5 años, todo sigue exactamente igual: misma comida, juegos que no cambian, apuestas que no rebasan la cajetilla de cigarrillos, en fin…, todo es monótono. A propósito, quiero darte las gracias por mandar cada mes cigarrillos, la verdad es que me mantienen despierto y se me han vuelto un hábito que creo difícil de superar, pero como no hay nada que hacer, fumo constantemente para sentir que estoy vivo. El fin de esta carta es por dos razones: la primera es para preguntarte si ya han dado con mi hermano; yo tengo fe en que tú junto con las autoridades hacen hasta lo imposible por hallarlo. Por favor, tío, no se rindan, yo siempre mantendré la esperanza. En cuanto salga de este lugar mi única prioridad será encontrarlo aunque me cueste la vida. Tío, te vuelvo a recalca