Apariencias

Me parezco al gato que rosa tus piernas,

a la luna de las 5 de la tarde,

a las gotas de agua que suavizan tu piel bajo un sol creciente.

Me parezco a la enamorada noche de Helena.


Pero sólo me parezco, porque en el fondo...


roso tus piernas, pero no respondes,

y te es indiferente una luna a las 5 de la tarde,

y repruebas el principio grácil de la lluvia,

y hasta Helena anheló volver a su patria. 

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