Mi boxeo había mejorado, pero yo no, yo seguía llorando tu partida, y fue durante mis golpes a la gobernadora cuando el entrenador insinuó la práctica del knock out: “Ahora vas a golpear aquí, como si le estuvieras dando a la persona que más odias. Acuérdate de tu ex, por ejemplo, eso te servirá”. Entonces por accidente el impacto resbaló de la gobernadora para knockear al maestro. La fuerza abyecta no había nacido del odio hacia ti, sino del odio hacia mí.
previairisrojas@hotmail.com es el correo de la mujer, colega de trabajo, con la que engañaba a mi esposa. La biografía de su dueña nada importa, lo que conviene saber es que compartíamos los cuerpos a horas aleatorias del día y que los billetes de don Miguel Hidalgo le suministraban el éxtasis adecuado. Tomaba unas cuantas fotos de sus hermanitos de don Miguel, las enviaba a su correo y.. ¡Zaz! ¡Levántate Lázaro! En un dos por tres Iris ya estaba puntualita en el lugar que yo quería. Tan sólo mencionaba que ya había dinero para robarme de las empresas ella se ruborizaba, que era más de lo que mi esposa hacía. Pero el índice de la conciencia era de por sí ya alto para un funcionario de gobierno que le gusta el dinero, y para no verme acosado por la culpa me vi obligado a optar por nuestros héroes patrios que dieron libertad a este país. Abandonar la carne de Iris, aunque la infidelidad sea justa en una persona que apenas me hablaba, aligeró el peso de mi conciencia. Claro, tuve que...
Soy policía de la Procuraduría General de la Justicia. No tiene mucho que me mudé al departamento de este edificio que no es más diferente de los cuartos de los reclusorios. Varias veces a la semana la dueña me invita a "cenar" a puerta cerrada y cada vez que la veo lleva un vestido más apretado y corto que el anterior, ésa es la razón principal por la que me quedo. El primer día de nuestro encuentro, que fue cuando me enseñó el departamento, subimos las escaleras con ella enfrente de mí; le vi los muslos descubiertos con una tanga. Entonces me dijo: "¿En serio es usted policia?". A lo que yo contesté con: "Verdad de dios, ¿no quiere ver mi pistola?". Pero ella no lo entendió hasta entrada ya la noche. El edificio también tiene cosas chuscas, como los patos que aparecen a primera hora de la mañana en el techo moviendo sus alas y sus picos. Yo los noto por las sombras que proyectan con los rayos del sol, y si no fuera por los vecinos que ya les agarrar...
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