El Otro
Yo
sé que se me ha revelado algo, y ese algo lo encontraré en las montañas del
Himalaya. Acaso Artemidoro de Éfeso mostró que algunos de nuestros sueños son proféticos,
y que la imagen se le da al hombre a través de la Conciencia por los
dioses. Y yo soñé un fin, y al mismo tiempo un principio; soñé que todas las cosas era
sintonía, que nuestros átomos están antes del tiempo y a la vez en el presente
y futuro; soñé con la sucesión de Fibonacci y la mano que se atreve a dar orden;
soñé con los patrones de la naturaleza.
Y después vino el éxtasis, la epifanía que
jamás podré explicar con palabras porque es lenguaje de los dioses. Pero sí puedo
decir que allá, en las montañas del Himalaya, es donde principia todo, y que yo
no seré un hombre, sino que en el día menos esperado tendré un equilibrio
interno y los dioses me tomarán las manos para formar su símbolo: me crecerá
pelo grueso y blanco por todo mi cuerpo y dientes de tigre y mis pies serán
como los de los orangutanes. Yo sé que se me ha revelado algo, y ese algo lo
encontraré en las montañas del Himalaya.
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