Son of a bitch
En 1877 Billy the Kid escapa del sabor del pecado a Nuevo México, y no por miedo a su captura o al declive (ya había padecido el encierro dos veces y constantemente lapidaba el sueño de la muerte), sino por la mera ventura de ser el bandido perfecto. Es en el condado de doña Ana donde conoce a the Boys, banda dedicada al robo de vacas y caballos; es en el condado de doña Ana donde entrega su lealtad y donde acuña el placer de abrir fuego con un arma. Desde luego nadie queda exento de las peripecias instintivas, y Billy the Kid, en medio de uno de los muchos atracos de la banda, alcanza a distinguir en el establo a una joven que derrite el semblante de quien le presta los ojos. Billy the Kid no vacila el instinto; un impulso innombrable lo hace correr hasta la joven, quien permanece con los pies hundidos en la tierra, y le cubre la boca seca con su mano enlodada, mientras que con la otra la desnuda con desdén. La joven no reacciona al hecho irascible, y en lugar de defenderse ve t...