Legión de luz y sombra
Toda la familia se encontraba bajo la luna en un aposento bastante grande; rodeábamos una mesa que contenía los más exquisitos manjares que puede proveer la vida, comida totalmente deliciosa, y no me olvido del vino y demás bebidas capaces de adaptar tu personalidad. Yo (su narrador pecador) disfrutaba de todas aquellas entrañas de la mesa mientras charlaba con uno de mis primos (tengo siempre la mala costumbre de comer y hablar al mismo tiempo). Una de las muchas conversaciones nos llevó a manifestar nuestras creencias y concepciones acerca de la religión: en lo personal, mis humildes lectores, les confieso que mi salvador siempre está presente en todas los aspectos que desarrolla mi vida y, mejor aún, lo he soñado tantas veces que no tengo la mínima duda de su absoluta existencia. Pero cada uno de nosotros tiene expresiones distintas, y yo lo respeto, así como respeté los comentarios de mi primo. Muchas discusiones giraron en torno a este tema interminable; era tan delicioso qu...